#UCR El "polo crítico" de Cambiemos Los "barones" del alfonsinismo se unen para meter presión en la interna oficialista
El "polo crítico" de Cambiemos
Los "barones" del alfonsinismo se unen para meter presión en la interna oficialista
Ricardo Alfonsín, Federico Storani, "Changui" Cáceres y Juan Manuel
Casella quieren que la UCR le exija a Mauricio Macri una rectificación
del rumbo
En sus años mozos eran simplemente “Fredi” y “Changui”. Alfredo
Cornejo y Gerardo Morales, números uno y dos de la UCR, los
reverenciaban cuando eran militantes de la Junta Coordinadora. La
historia se dio vuelta: ahora Federico Storani y Luis Cáceres tratan de
sacudirle el polvo a sus gastados pergaminos para hacerse oír por sus
antiguos subalternos. Como no lo conseguían por separado, acaban de
unirse a otro de los “barones” del alfonsinismo, Juan Manuel Casella, y
al portador del único apellido que aún hace erizar la piel de los
nostálgicos de los años 80, Ricardo Alfonsín. Son la flor y nata
de un polo crítico que busca aglutinar a quienes pretenden que el
partido exija cambios en el rumbo del Gobierno.
Federico Storani, vice segundo y voz crítica dentro del Comité Nacional de la UCR.
Casualmente, o no, se reunieron para unificar estrategias el mismo
día en que la cúpula partidaria era recibida por Mauricio Macri en
Olivos. Fue el último martes, en la Fundación Ricardo Rojas que maneja
Casella. Sumaron a Jorge Sappia, el veterano angelocista cordobés que
desde la presidencia de la Convención Nacional viene exigiendo que a
Cambiemos se le fije un ultimátum: “o se abre un diálogo igualitario entre todos los socios o deja de existir”, advierte.
Juan Manuel Casella (derecha) en un acto con el peronista Julio Bárbaro y el radical José Bielicki, en 2015.
Allí bosquejaron algunos acuerdos: cerrar filas para desafiar al oficialismo partidario, al que acusan de hacerle “seguidismo” al PRO
y levantar la voz para reclamarle a Macri que convoque a una amplia
negociación con sectores políticos y sociales antes de aplicar el
bisturí del inevitable ajuste económico.
Jorge Sappia, presidente de la Convención Nacional de la UCR.
“Claudicación” y “contradicción”, fueron dos de los
términos que más utilizaron en la larga charla, según admitieron varios
participantes. Por claudicación se refirieron a la falta de firmeza del
Comité Nacional para hacer valer su condición de socios del poder y así
imponer las posturas partidarias, como una mayor presencia del Estado.
Por contradicción entendieron el doble rol de los gobernadores de
intentar defender a la vez los intereses provinciales (por lo cual
admitieron que debe negociar ayuda financiera del Ejecutivo) y los del
radicalismo (que para mantener su identidad necesita diferenciarse de
sus aliados y denunciar “errores” del Gobierno, según argumentaron).
Luis "Changui" Cáceres en un acto radical de 2011.
Por el momento nadie habla de romper con Macri, al menos hasta el
2019. “Después de la elección tenemos que pensar en recrear al espacio
de centroizquierda”, les planteó Alfonsín, envalentonado con encuestas que le dan un repunte en la imagen. Quedaron
en analizarlo más adelante. Alguien habló de recrear Renovación y
Cambio, la legendaria línea interna que creó su padre. Por el momento,
optaron por considerarse una “corriente de opinión”.
Con todo, cada uno seguirá con sus emprendimientos. Storani intentará
colar posturas críticas en el Comité Nacional, donde reviste como vice segundo.
Casella redactará minutas que nutren ideológicamente a los afiliados
más díscolos. Sappia buscará mayoría para poder citar a la Convención a
un debate sobre el rumbo partidario. Cáceres presentará su propia línea
en noviembre, Setúbal II. Alfonsín ya mandó invitaciones para el 9 de agosto: en Lalín lanzará el Espacio de Pensamiento Alfonsinista.
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